Durante un acto oficial en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander en Bogotá, el presidente Gustavo Petro denunció la existencia de un supuesto plan para atentar contra su vida. Según sus declaraciones, narcotraficantes habrían adquirido dos misiles con el objetivo de derribar su avión presidencial.
«Usted sabe que a mí me quieren disparar un misil, a mi avión. Se compraron, los narcotraficantes, no uno, sino dos misiles», afirmó el mandatario mientras se dirigía al recién posesionado director de la Policía Nacional, Carlos Triana, quien asumió el cargo en reemplazo de William Salamanca. Petro señaló además que ya tienen identificados a los responsables, pero pidió acciones inmediatas para evitar el ataque.
El presidente vinculó estas amenazas con su lucha contra las grandes mafias que operan en Colombia, subrayando la importancia de la ofensiva estatal contra estructuras criminales. Además, criticó al Ejército de Liberación Nacional (ELN), acusándolos de actuar como una mafia más en el territorio nacional, en referencia a los recientes atentados en el Catatumbo, hechos que llevaron a la suspensión de las negociaciones con este grupo guerrillero.
Estas declaraciones se suman a una serie de tensiones políticas y de seguridad que rodean al gobierno de Petro. El anuncio del presidente resalta los riesgos inherentes al ejercicio del poder en un país donde la violencia de grupos armados y el narcotráfico siguen representando amenazas graves para las instituciones y sus líderes.